O Pedrouzo, a tan solo 20 kilómetros de nuestra meta, en Santiago de Compostela, sería nuestra última parada en el Camino. Para ello afrontamos otro día duro, puesto que entre Melide y O Pedrouzo recorrimos cerca de 35 kilómetros, a través de un terreno de esos que llaman "rompepiernas", con un perfil quebrado en el que se sucedían continuas subidas y bajadas.
Pero el ver tan cerca nuestro destino, hizo que caminásemos con energías renovadas, pensando en lo cerca que estábamos de contemplar, por fin, la catedral de Santiago.