Tras tres jornadas de marcha, reducimos los 115 kilómetros que separan Sarria y Santiago de Compostela, a tan solo los 20 kilómetros que nos tocaría realizar en esta, nuestra última etapa del camino. A priori, la más sencilla, no sólo por el menor kilometraje, sino porque el hecho de tener tan cerca la capital gallega, debería llevarnos "en volandas" a nuestro destino, al fin del Camino...
Como fue habitual durante todo el Camino, nos levantamos con las primeras luces del día, uniéndonos a los muchos peregrinos para los que este era nuestro último día de Camino, muchos habíamos salido desde Sarria, pero otros venían desde mucho más lejos: O Cebreiro, Ponferrada, Burgos, Roncesvalles, Saint-Jean-Pied-de-Port, etc... Por primera vez en nuestra experiencia en el Camino, fuimos siempre rodeados de gente, probablemente esta última etapa sea la misma para todos, puesto que O Pedrouzo es el último lugar relativamente grande donde hacer noche antes de llegar a Santiago.
Aunque los primeros kilómetros son como el resto del Camino, a través de bonitos bosques de robles y eucaliptos, pronto nuestro caminar trascurre por un paisaje mucho más urbano, señal inequívoca de que cada vez estábamos más cerca de Santiago.
Un monolito, a unos 14 kilómetros de la Plaza del Obradoiro, en el que está esculpido un bordón, con una calabaza y una vieira, marca el comienzo del municipio de Santiago y el fin de los mojones, que cada medio kilómetro, nos venían informando de la distancia que nos faltaba hasta la catedral de Santiago, aumentando así nuestra ansiedad por llegar, al perder la referencia de la distancia que nos quedaba aún por recorrer.
Nuestra ansiedad por llegar aumentó más, si cabe, en el momento que hablando con otros peregrinos nos enteramos de que nuestro queridísimo presidente del gobierno <nótese la ironia> haría parte del Camino junto con el príncipe heredero de Japón, Naruhito. Tendríamos que llegar a Santiago antes de las 12 del mediodía, momento en que les harían una recepción en la Catedral, si no queríamos que nuestra clase política nos estropease la entrada en la plaza.
Con esa presión añadida afrontamos los últimos kilómetros, todavía por caminos hasta llegar al Monte do Gozo, desde donde por primera vez vimos las torres barrocas de la catedral, y desde donde dejamos las sendas y caminos para comenzar un recorrido urbano, de unos 5 kilómetros, que desemboca en la Plaza del Obradoiro.
Tras tantos días caminando es una satisfacción entrar en Santiago... toda la fatiga acumulada desaparece, afrontando esos últimos pasos, por las calles de Santiago, por las que tantos y tantos peregrinos han caminado a lo largo de la historia, con una energía nueva, con la imagen de la Plaza del Obradoiro, ahora tan cercana, en nuestras cabezas, ansiando al fin terminar nuestro Camino.
Y por fin, tras cuatro jornadas de camino y un tortuoso callejeo por Santiago, cruzamos bajo el Arco del Palacio, puerta de entrada a la Plaza del Obradoiro, y allí contemplamos la catedral de Santiago, mientras nos dirigimos al centro de la plaza con la satisfacción de haber acabado el Camino.
Pese a que parte de la plaza se encontraba acordonada, puesto que estaban a punto de llegar Rajoy y el príncipe japonés, esto no nos restó nada a la emoción que supone llegar al Obradoiro como peregrino. En esos momentos, todavía fatigados por el esfuerzo que habíamos realizado en esos días, las emociones se disparan, recordando cada momento del Camino. Dicen que hay pocas experiencias en el mundo comparables a llegar a Santiago en peregrinación, a mi me queda mucho que experimentar para comparar, pero aún así, afortunadamente sí tengo la experiencia suficiente como para recomendar el Camino a todo el mundo, es una experiencia única y totalmente enriquecedora.
En la plaza estuvimos unos minutos, disfrutando de ese momento que tanto nos había costado conseguir, compartiendo una emoción que se notaba en la mirada de cada uno de los peregrinos que abarrotábamos la plaza.
Acto seguido, nos dirigimos a la oficina de la peregrinación a por nuestra Compostela, documento que, junto a la credencial del peregrino, acredita nuestro camino.
Allí nos juntamos con los padres de Frida, que habían venido a recogernos, y con Nuria, que como buena anfitriona nos llevó a reponer fuerzas a un lugar espectacular: O fogar do Santiso, pero eso ya es otra historia...
Este es el track de esta última etapa del Camino: CAMINO DE SANTIAGO | Etapa 4: O Pedrouzo - Santiago de Compostela
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Indice: CAMINO DE SANTIAGO
Etapa anterior: Melide - O Pedrouzo
Me acabo de leer tu ruta q es la misma q estamos haciendo mi hijo y yo. Gracias , hoy hemos llegado a ventas de naron agotados pero encantados. ... Mañana, gracias a ti ya sé q me encontraré y eso me da tranquilidad. Graciasss
ResponderEliminarGracias por tu comentario! Espero que hayas disfrutado El Camino!
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