martes, 9 de julio de 2013

Crónica de un encierro. Fiestas de San Fermín 2002

Cuelgo en el blog como relaté hace unos años en una web que compartía con mis amigos, mi "aventura" en uno de los encierros de las fiestas de San Fermín, en Pamplona:


El comienzo de la aventura en si podríamos situarlo unas nueve horas antes en el piso de Uco, mientras comenzábamos la fiesta junto a unas botellas de alcohol, seguido de unas cuantas horas de fiesta por las calles de Pamplona, disfrutando de una ciudad que, en plenas fiestas de San Fermín, es la capital mundial de la fiesta. Así hasta las 7.00 de la mañana, momento en que nos desplazamos hasta a la plaza de toros, donde dejamos en poder de nuestros amigos todo lo que nos podría estorbar en la carrera, mientras Rober y yo poníamos rumbo hacia la plaza del ayuntamiento.

A la plaza del ayto, el único lugar desde el que puede acceder al recorrido del encierro, llegaríamos sobre las 7.45, unos minutos antes de que abriesen la primera barrera y pudiésemos acceder a la Calle Mercaderes. Estos primeros minutos de espera fueron tensos, ya que el encierro del día anterior había sido largo (el más largo desde 1953, con 12 minutos de duración) y peligroso, con cinco personas heridas por asta de toro, aunque dada la situación es difícil no estarlo cuando sabes que en poco más de 10 minutos, por las calles valladas en las que nos encontrábamos, iba a pasar una manada de toros de lidia de unos 500 - 600 kilos de peso cada uno. 

A las 7.50 abrieron esa primera barrera, corriendo un gran número de gente hacia la segunda, ya en la Calle Estafeta. Nosotros trotamos un poco para calentar  las piernas, aún quedaban 10 largos y angustiantes minutos. En ese segundo parón, la tensión era más palpable todavía, solo unos pocos aparentaban estar tranquilos, a los que llaman los "divinos", corredores expertos que se levantan para el encierro, aunque me imagino que por muchos encierros que lleves a tus espaldas, esos momentos previos sean cuanto menos inquietantes. La segunda barrera, la que da acceso a toda la Calle Estafeta, la abrieron sobre las 7.55, nosotros avanzamos hasta la tercera y última barrera, ya al final de la calle, donde el ambiente estaba todavía más tenso, ni siquiera sonaban ya los típicos cánticos que amenizan la espera y sólo se escuchaba el murmullo de la gente que estaba en los balcones o apoyada tras las vallas, esperando para ver nuestra carrera.

Esto es lo que viene ocurriendo hasta las 8.00, momento en que el "txupinazo" anuncia que los toros han salido ya del corral de Santo Domingo, dando comienzo al encierro. En ese momento se abrió también la tercera barrera, la que da acceso a la zona de Telefónica, último tramo del encierro, donde nos colocamos Rober y yo, y tras el "Buena suerte compañero", esperamos... en esos minutos de espera la adrenalina y las pulsaciones se disparan y la tensión y el miedo se apoderan de uno, la gente pasaba junto a mi corriendo con la cara totalmente desencajada por el pavor... no me fije en cuando marchó Rober, simplemente cuando mire hacia allí ya no estaba... mientras permanecía en esa angustiosa espera, vi como los corredores se abrieron y sin apenas tiempo a reaccionar me eche a lado, pasando a un metro escaso de mi parte de la manada con un "PUM....PUM...PUM..." retumbando en el suelo. A esta manada le seguía un toro rezagado, en lo que fue, sin duda, el mejor y a la vez el peor momento del encierro, cuando cruzas tu mirada con la mirada del toro, viéndolo a poca distancia de ti, sabiendo que si echas a correr puedes llamar su atención y  puede ir detrás tuya y la vez, pensando en que si te quedas quieto puede ser lo último que hagas en tu vida... este momento duró unos segundos, quizá unos instantes tan solo, pero en mi me mente se hizo eterno, en aquel momento solo pensaba "¡¡Qué no venga hacia aquí!!" mientras en mi cabeza retumbaban sus pisadas mezcladas con los gritos del público... por suerte el toro no se fijo en mi y siguió su rumbo hacia el callejón... pero antes de que pudiese soltar un suspiro de relajación y alegría, mi adrenalina se volvió a disparar al ver cómo la gente gritaba y se abría ante la embestida de la segunda manada... en ese momento, con mi corazón a doscientas pulsaciones, eché a correr hacia la plaza de toros, notando el "PUM...PUM...PUM..." de las pisadas de los toros unos metros tras de mi...

Así es como entré en la plaza de toros, llena a rebosar, entre los aplausos y los vítores del público y tras echarme a un lado, para que acabasen de pasar los toros, sentí como una gran ola de felicidad recorría todo mi cuerpo ¡¡Había corrido en San Fermín!! Este ha sido uno de los mejores momentos de mi vida, el entrar en la plaza con el temor que me inspiraban los toros que venían tras de mi, levantar la cabeza, ver que miles de personas están con sus ojos fijos en mi, aplaudiendo y vitoreando nuestra carrera es una sensación increíble y muy difícil de explicar, simplemente os la recomiendo a todos, si alguna vez podéis, no lo dudéis, correr un encierro de San Fermín, es una experiencia que merece la pena...

Una vez asumido lo que había hecho y aún rebosante de felicidad, me encontré con Rober en la plaza y tras intercambiar experiencias, esperamos a que soltasen las vaquillas para, junto a Uco y Riky disfrutar de un rato divertido, tras los tensos momentos que acabábamos de vivir...

Este es el vídeo de aquel encierro, hasta ahora, mi última participación en San Fermín:



10.07.2002

San Fermín, Pamplona/Iruña.
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