viernes, 11 de enero de 2013

Intento frustrado Pico Miravalles (1.969 m.)

Estos días en los que se cierra tanto la niebla en el fondo del valle, hay pocas cosas que presten más que subir a un alto a disfrutar del calor que brinda el Sol, sobre ese mar de nubes que forma la niebla, tan común en El Bierzo en estas fechas. Para el día de Reyes nosotros escogimos la Sierra de los Ancares, un lugar mágico que parece haberse detenido en el tiempo...


Salimos de Ponferrada con la temperatura por debajo de 0ºC y una niebla bastante cerrada, que nos acompañó prácticamente hasta pasar Sancedo, donde comenzó "a salir" el Sol, y con él a subir la temperatura rápidamente, hasta rondar los 10ºC en el Puerto de Ancares, primera parada del día. Mientras iba conduciendo hasta allí, en mi cabeza se iba gestando la locura de hacerlo algún día en bici, las rampas del puerto y, sobre todo, la distancia, me hacían dudar por momentos, pero la idea ya está ahí, madurando... así que tarde o temprano caerá, ese día relataré aquí mi sufrimiento!

Campanario (1.906 m.) , Cuiña (1.987 m.) y Venera (1.822 m.)

La idea era acercarnos hasta el Miravalles (1.969 m.) o el Cuiña (1.987 m.), pero viendo como estaba de nieve el Cuiña, pronto descartamos esa opción, así que nos pusimos rumbo al Pico Miravalles. Cogimos el sendero que sale a la derecha del aparcamiento, al principio en un suave ascenso y luego, una vez alcanzada la altura de la montaña, en un continuo pero asumible sube y baja cresteando sobre la montaña, con unas impresionantes panorámicas de toda la Sierra de Ancares.

Valle de Ancares. Al fondo, entre la niebla, está Ponferrada.
Cresteando, al fondo: Pico Miravalles.
Valle de Ancares y montes de Galicia.

El camino hasta el Miravalles resultó ser bastante más complejo de lo que en un principio creíamos. Mientras el sendero discurría por la cara sur del monte no había ningún problema, pero cuando rodeábamos por la cara norte, el hielo hacía que el despeñadero que teníamos a nuestra izquierda nos diese mucho más respeto, haciendo que nuestro ritmo bajase considerablemente, al preferir ir campo a través, entre las rocas y la maleza, antes que sobre una senda en la que cualquier probable resbalón nos hubiese mandado al fondo del valle. Para más inri, a mitad de camino hay que cruzar unas peñas en las que quizá la palabra escalar se quede un poco grande, pero no por mucho, ya que hay que trepar usando las manos, mientras bajo nuestros pies se abre un precipicio que acojona bastante. Aún así seguimos con nuestro empeño de llegar hasta una de las cumbres más famosas del Bierzo y de los Ancares, sorteando las diversas adversidades a las que podíamos hacer frente, hasta que en uno de los pasos había que trepar sobre el hielo. Probablemente si lo hubiésemos intentado, habríamos seguido nuestro camino, pero en la montaña hay que tener muy claro donde está el límite y como reza un famoso dicho "una retirada a tiempo, es una victoria". Decidimos dar la vuelta y dejar la cumbre para otro día.

Sobre alrededor de medio metro de nieve! :)

Al principio te da algo de rabia, ya que en parte es como si te derrotase la montaña, pero pensándolo fríamente, cuando uno se ve en estas situaciones es lo mejor que se puede hacer, de nada vale encabezonarse y asumir riesgos absurdos... Así que lo que hicimos fue acercarnos hasta el "Refugio Alto del Puerto", a escasos 300 metros de donde habíamos dejado el coche, y allí aprovechamos para comer y relajarnos un poquito con una pequeña siesta, aprovechando el calor que proporciona el Sol de Invierno en la alta montaña. He de reconocer que se estaba de lujo, allí solos.. en silencio.. al calorcito.. ¡fue uno de esos momentos por los que adoro tanto la montaña!

Tomando el tradicional roscón de reyes en el "Refugio Alto del Puerto". 

Puesto que aún nos quedaba toda la tarde libre, nos dedicamos a hacer turismo por un valle que guarda pueblos que parecen haberse quedado anclados en el pasado, visitando tres de los pueblos más característicos de la zona: Balouta, Suarbol y Piornedo.

Balouta, en el fondo del valle.

PIORNEDO:
El pueblo de Piornedo, ya en la vertiente lucense de los Ancares será con toda probabilidad el pueblo que mejor representa lo que es esta comarca y como sus habitantes viven y trabajan como lo hacían sus antepasados hace cientos de años. Aunque hay dos "pallozas-museo" el resto de las numerosas pallozas que hay en el pueblo se notan habitadas, no como en otros lugares donde estas se conservan simplemente con fines turísticos. Creo que es interesante acercarse, al menos, en alguna ocasión a estas zonas tan cerca y a la vez tan alejadas de nosotros y de nuestra forma de vida...





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